8 consejos para cuidar los ojos en el verano
Teniendo en cuenta las condiciones de calor extremo de este verano, necesitas prestarle mayor atención al cuidado de tus ojos. Esta parte del cuerpo es incluso más delicada que la piel. ¿Sabías que tanto el aumento de la temperatura como otros factores ambientales la afectan?
Ya sea que estés en la playa o en cualquier otro lugar, es conveniente protegerlos. ¿Por qué? En esta temporada suelen presentarse muchos problemas oftalmológicos. En su mayoría relacionados con la exposición excesiva al sol a lo largo de las vacaciones.
También vinculados al uso de las piscinas, aires acondicionados y otras circunstancias propias de esta época del año. Por ejemplo, irritaciones molestas en la córnea, sequedad y conjuntivitis. Por ello, es imprescindible tener especial precaución con tu salud visual.
De manera que si pasas mucho tiempo al aire libre o en un entorno con flujo de aire frío, debes aplicar algunas medidas de las que hablaremos hoy. En este artículo te proporcionamos información de utilidad para evitar afecciones visuales durante estos días.
1. Entérate de los efectos de la radiación solar
Para entender la importancia del cuidado de la vista es necesario estar bien informados. Eso implica conocer por qué hacen daño los rayos solares. Especialmente, en los meses de verano, cuando la radiación se vuelve más intensa. ¿Preparado para aprender?
Este tipo de energía electromagnética viaja a través de las ondas de luz del sol sin que te des cuenta. Existen tres tipos: UVA, UVB y UVC. Las ondas UVA están presentes todo el año, pero se intensifican por esta época. Y son capaces de traspasar la atmósfera en días nublados.
Eso significa que se reflejan en superficies como el agua, la nieve y la arena, lo cual resulta dañino al mirarlo. Si te expones sin ningún control, es muy probable que sufras quemaduras y sientas molestias en el interior del globo ocular.
A largo plazo, la exposición prolongada a este tipo de radiación causa cataratas, carnosidad, degeneración macular y otros daños por acumulación. Todo ello afecta gradualmente la visión. Como ves, la educación es clave para protegerla.
2. Usa lentes con protección UVA
Así como cuidas la piel usando cremas bloqueadoras cuando vas a la playa, debes procurar conservar la salud de tus ojos. La mejor manera es no exponerlos directamente al sol, por lo que se recomienda utilizar lentes con protección ultravioleta.
Al comprar esas gafas ten en cuenta el sitio donde las adquieres. Es importante hacerlo en ópticas o establecimientos de confianza, que proporcionen la garantía de que realmente poseen el nivel de resguardo adecuado, que es 100%.
Las más indicadas son las que están provistas de filtros UVA y UVB, porque repelen los rayos de longitudes más largas. En el comercio informal se consiguen, pero no filtran bien la luz, ya que son de baja calidad. Por eso son gafas baratas.
Además, la ventaja de ir a un centro de salud especializado es que puedes comprar los lentes recetados. Es decir, con corrección en caso de tener algún problema refractivo. De esta forma, previenes ciertas enfermedades. Si usas lentillas diarias evita que les caiga polvo o se sequen.
3. Elige protegerte de la luz
Recibir demasiada luz del sol es perjudicial, no solo para la piel. En el caso de los ojos, corres el riesgo de contraer conjuntivitis por irritación solar, queratitis dolorosa o edema macular, entre otras enfermedades sobre las que puedes conversar con tu médico.
Por ello, otra medida necesaria es ubicarse en espacios donde haya sombra. Sobre todo, cuando el sol está demasiado fuerte o brillante. Esto significa en lugares donde hay menos energía radiante, los cuales son un poco más oscuros.
Las personas que trabajan todo el día en la calle son más vulnerables a presentar patologías visuales. Por ejemplo, los vendedores ambulantes y trabajadores de la construcción, pues están muy expuestos a la radiación.
Bien sea que salgas al aire libre por razones de trabajo o diversión, lleva contigo una gorra con la parte delantera larga o un sombrero de ala ancha. Estos accesorios son muy útiles para tapar la luz ultravioleta. Los toldos y sombrillas también brindan protección.
4. No te pongas lentillas en la piscina
En época de verano es frecuente ir a la piscina. Lamentablemente, muchas personas se sumergen con los lentes de contacto puestos. Según los oftalmólogos, esta acción representa un peligro inminente para la salud visual.
Aunque el agua reciba un tratamiento especial con cloro y bromo, no es completamente estéril. Si observas una gota a través de un microscopio te darás cuenta de la cantidad de gérmenes y bacterias que contiene. Incluso, te asustarías al punto de no querer hacerlo nunca más.
En este medio acuoso suele estar presente un protozoo llamado Acanthamoeba. Este germen es capaz de provocar una infección grave con posible pérdida de visión. Por lo tanto, no es aconsejable bañarse en la piscina con lentes de contacto, aunque cierres los ojos.
Otro riesgo de dejarlos es que se deformen o que el sudor termine causando irritación. Lo más conveniente es que te los quites y pongas luego. Hay gafas especiales para nadar que se gradúan para que queden bien ajustadas, de manera que no ingrese el agua a tus ojos.
5. Modera el uso del aire acondicionado
En época de intenso calor es normal que quieras pasar más tiempo en ambientes climatizados. No obstante, el aire acondicionado tiende a resecar mucho la vista. Cuando utilices este sistema, evita que la corriente fría te pegue directamente en la cara.
Si vas en el coche, dirige la rejilla de ventilación hacia un lado distinto a la zona de los ojos para que no se sequen. También es bueno moderar la exposición porque un exceso de sequedad y de flujos de aire helado, produce irritaciones como conjuntivitis o queratitis.
Procura alejarte del foco de ventilación y usar humidificadores para regular la humedad. Con más razón, si sufres de síndrome de ojo seco, blefaritis u otra enfermedad que altere la producción natural de lágrimas.
Otra manera de prevenir la resequedad es parpadear constantemente y tomar abundante agua. Si presentas síntomas moderados, aplicar gotas de lágrimas artificiales proporciona alivio. Tu oftalmólogo te dirá cuál es la que más te conviene usar.
6. Cuida a los niños pequeños
Aunque todos tenemos que protegernos del sol, hay poblaciones que lo necesitan más. Por ejemplo, los niños pequeños. En especial, los bebés de 0 a 6 meses a quienes algunos especialistas consideran que es mejor no llevar a lugares soleados como la playa.
En el caso de los recién nacidos, sus ojos todavía no están formados. Debido a eso, son muy sensibles a la luz solar, la cual crea un efecto acumulativo. Por consiguiente, corren riesgo de sufrir diversos tipos de males, incluso cancerosos a largo plazo.
Si no tienes más remedio que llevarlos al mar o la montaña, cúbrelos. A partir de un año de edad ya es posible colocarles gafas especiales de sol. Los más grandecitos también están expuestos, dado que pasan muchas horas jugando al aire libre.
Para ellos se recomienda igualmente el uso de gafas protectoras y viseras largas. Y, por supuesto, no permitir que se asoleen en exceso. Es bueno crear desde temprana edad ese hábito para que se mantengan saludables.
7. Come bien y duerme suficiente
La buena alimentación es otra arma para prevenir o retardar enfermedades. Aprovecha las ventajas de comer hortalizas, frutos y proteínas. Los oftalmólogos recomiendan el pescado azul porque contiene Omega 3 y otros ácidos grasos excelentes para las lágrimas.
Asimismo, las comidas ricas en vitaminas E, C y zinc, como el brócoli, zanahorias, pimentón, espinacas, naranjas y verduras de hojas rojas, entre otras. Si incluyes estos y otros nutrientes adecuados en tu alimentación diaria, tendrás una mejor visión.
Los suplementos vitamínicos son igualmente importantes, sobre todo para quienes no consumen ese tipo de alimentos. Pero esto no es lo único que necesitan tus ojos para estar bien. También es indispensable dormir la cantidad de horas correctas.
Cuando te trasnochas este órgano lo resiente, por lo que es esencial darle un descanso. Al irte a la cama no lo hagas con las lentillas puestas. Sigue las recomendaciones médicas y retira las lentillas antes de dormir.
8. Asiste a la consulta oftalmológica
No esperes a que llegue el verano para hacerte un chequeo de la vista. Menos aún si sueles tener problemas oculares en esta época. Es conveniente que el médico la examine con anterioridad para ver en qué condiciones se encuentra.
En caso de detectar cierta patología, indicará algún tratamiento que sirva para corregir o aliviar la dolencia. Asimismo, podrá recomendarte qué hacer durante la temporada de calor para que tus ojos no sufran ningún daño.
Por ejemplo, el tipo de colirio que debes aplicarte si presentas resequedad. En el mercado hay muchas clases de lágrimas artificiales pensados para humedecerlos. Ciertamente, estos productos son útiles para la lubricación, pero no es correcto automedicarse.
Hay personas que se aplican gotas sin prestar atención a las sugerencias oftalmológicas. Sin embargo, no es saludable. Si usas cualquiera para tratar un dolor o irritación, podrías provocar una infección grave. Las molestias las resuelve el oftalmólogo.