¿Qué es el ojo seco? ¿Qué síntomas y tratamientos existen?

El ojo seco es un tipo de afección bastante habitual, por lo que es importante comprender de qué se trata, las causas por las que se produce, los síntomas que dan a entender la posible existencia del problema, los diagnósticos y tratamientos así como los consejos de prevención que ayudan a evitar su desarrollo.

¿Qué es el síndrome del ojo seco?

El síndrome del ojo seco es un tipo de problema que se produce en los casos en los que las lágrimas del paciente no consiguen lubricar adecuadamente uno o ambos ojos.

Las alteraciones en las glándulas Meibomianas, situadas en los párpados, cuya finalidad es segregar los lípidos necesarios para lubricar toda la superficie del ojo, pueden ser provocadas por diferentes causas (por ejemplo, alergias oculares, exposición a aire acondicionado o pantallas digitales, uso intensivo de lentes de contacto, etc.), impidiendo la lubricación normal del ojo, lo que conlleva una producción de lágrima insuficiente y de baja calidad, evaporación rápida e incluso inestabilidad significativa. De esta forma, es importante distinguir entre las siguientes situaciones:

Muy de vez en cuando siente el ojo seco o algo irritado, pero desaparece rápidamente

Síntomas esporádicos y repentinos de irritación ocular

A veces siente los ojos secos

Síntomas puntuales de sequedad ocular

Siente constantemente los ojos secos

Síntomas persistentes y recurrentes de sequedad ocular.

Es muy importante estar atento a estas situaciones, ya que el síndrome del ojo seco afecta a la conjuntiva y a la córnea, perdiendo la lubricación, el nivel adecuado de humedad y los nutrientes que necesita la película lagrimal protectora, que permanece en la superficie ocular, puede evaporarse.

Causas del síndrome del ojo seco

Existen diferentes razones por las que se puede desarrollar sequedad ocular, como:

Exposición a ambientes contaminados (niveles de contaminación elevados en el aire con bajos niveles de humedad). Ej.: Compuestos químicos de fábricas y vehículos.
Exposición a ambientes secos. Ej.: ambientes con baja humedad, como las cabinas de avión y climas áridos.
Exposición al sol y al viento, que puede conllevar una evaporación más rápida de las lágrimas, por lo que es importante usar gafas de protección (ej.: gafas de sol)
Alimentación. Ej.: la falta de vitamina A y de ácidos grasos omega-3, nutrientes que potencian la defensa contra los síntomas de sequedad ocular.
Presencia de enfermedades, como alergias oculares, artritis reumatoide, blefaritis, diabetes, enfermedades causadas por el envejecimiento, enfermedades reumáticas, ectropión o párpado plegado hacia fuera, entropión o párpado plegado hacia dentro, esclerodermia, lupus, síndrome de Sjögren y tiroides.
Consumo de tabaco.
Disminución de la frecuencia del parpadeo, causada por la lectura, especialmente en monitores.
Edad superior a 50 años.
Menopausia y otras alteraciones hormonales.
Uso de dispositivos electrónicos.
Uso de equipos de ventilación. Ex.: calefactores, aire acondicionado y ventiladores no deben dirigirse a los ojos.
Uso de medicamentos, como antihistamínicos, antidepresivos, contraceptivos y medicamentos para el acné, hipertensión arterial o enfermedad de Parkinson.
Pérdida de sensibilidad en los nervios de la córnea.
Presencia de:

alteraciones cutáneas;

conservantes en gotas oftálmicas tópicas que se estén utilizando;

daños en los nervios de la córnea;

úlcera en la córnea.

Problemas para cerrar el párpado.
Haber sido sometido a una:

Blefaroplastia;

Cirugía láser;

Cirugía ocular, de cualquier tipo;

Cirugía refractiva de la córnea.

Uso intensivo de lentes de contacto.

Síntomas del ojo seco

Es importante aprender cómo saber si se tiene el ojo seco a partir de los principales síntomas que provoca esta dolencia:

Sensación de picor en los ojos.
Inflamación en los ojos.
Ojos llorosos.
Intolerancia al uso de lentes de contacto.
Dificultad a la hora de conducir, especialmente durante la noche o en situaciones de poca iluminación.
Sensación de arenilla en los ojos.
Fatiga ocular.
Aumento de la sensibilidad a la luz.
Problemas para poder fijar la vista en las pantallas y monitores.
Sensación de ardor o quemazón en los ojos.
Dolor en los ojos.
Sensación de malestar al leer.
Visión borrosa.
Enrojecimiento de los ojos sin razones aparentes.
Sensación de pesadez en los párpados.

Dependiendo del paciente, se puede dar uno o varios de estos síntomas, pero en cualquier caso, es importante que, si se observa alguno de ellos, se contacte con un oftalmólogo, el cual se encargará de realizar el diagnóstico que permita determinar la presencia del problema.

También es importante tener en cuenta que estos síntomas se pueden presentar en uno o en ambos ojos, ya que aunque lo más normal es que el ojo seco se produzca en ambos, hay ocasiones en las que existe una afección asimétrica, es decir, uno de los ojos se encuentra más afectado que el otro, o incluso que uno de ellos muestre síntomas distintos al segundo.

Complicaciones asociadas al síndrome del ojo seco

Es muy importante que, en el caso de observar los síntomas descritos anteriormente, el paciente acuda lo antes posible al oftalmólogo, ya que de no tratar el problema, se pueden producir complicaciones importantes como son:

Infección ocular

La lágrima tiene como uno de sus objetivos principales el proteger la superficie de los ojos frente a las infecciones. En caso de que no haya suficiente lágrima, aumenta el riesgo de padecerlas.

Daños oculares:

Si no se realiza el tratamiento que permita acabar con el ojo seco, se pueden llegar a desarrollar daños sobre la superficie de los ojos que incluyen úlcera corneal, abrasión corneal, inflamación ocular e incluso en los casos más graves se puede llegar a dar la pérdida de visión.

Dificultades en las tareas diarias

Hay muchas actividades que se llevan a cabo a lo largo del día que, en caso de sufrir de ojo seco, se pueden complicar considerablemente, destacando la lectura, utilización de monitores y todas aquellas que requieren de una atención mayor.

Diagnóstico del ojo seco

El oftalmólogo se encargará de realizar el diagnóstico del ojo seco, el cual se compone de las siguientes fases:

Historial clínico: a través del historial se valorarán los antecedentes, así como los factores de riesgo que puedan ayudar a aproximar mejor el diagnóstico.
Exploración: el oftalmólogo realizará una exploración de la superficie ocular para comprobar su estado.
Cuestionario OSDI: se trata de un cuestionario a través del cual se puede determinar la gravedad y el modo en que ha afectado a la visión.
Estacionario SANDE: está compuesto por dos preguntas que permiten determinar la frecuencia así como la gravedad de los síntomas. Es útil a su vez para realizar una monitorización del tratamiento más adelante.
Prueba Schirmer: se deposita una tira de papel secante en la conjuntiva palpebral inferior, gracias a lo cual se puede determinar la longitud de la zona humedecida.
Pruebas de ruptura de lágrima y tinción: permiten conocer la calidad de la lágrima, evaluar cómo se encuentra el epitelio corneal y el estado del glicocálix asociado.
Medición de osmolaridad: permite conocer los mecanismos patogénicos del ojo seco.
Citología de impresión conjuntival: otra prueba sencilla que permite calcular las células caliciformes así como las posibles alteraciones que se han producido en el epitelio corneal.
Otros estudios: también existen otros estudios diferentes a los que se puede recurrir en caso de que los anteriores no hayan permitido al profesional diagnosticar adecuadamente el problema.

Tratamiento del síndrome del ojo seco

Una vez que el oftalmólogo haya diagnosticado que efectivamente se trata de ojo seco, entonces se deberá proceder a realizar un tratamiento que dependerá de las causas que lo produce, evolución y otros factores a determinar por el oftalmólogo.

Los tratamientos de sequedad ocular pueden ser los siguientes:

Lágrimas artificiales: las lágrimas artificiales son un compuesto que está formulado mediante una solución salina que tiene como objetivo mejorar la lubricación del ojo y cumplir con parte de las funciones de la lágrima.

Ciclosporina tópica: se trata de colirios que tienen factor de crecimiento, los cuales se obtienen a partir del suero del paciente, mezclando posteriormente con fármacos inmunosupresores.

Sondaje en las glándulas de Meibomio: en este caso se trataría de un procedimiento quirúrgico no invasivo, a través del cual se abre el conducto de salida de las glándulas para extraer el contenido graso y aplicar un antibiótico que permita que la flora microbiana alcance de nuevo el equilibrio.

Exfoliación de párpados: se elimina la membrana que esté taponando la salida de los conductos de las glándulas de Meibomio. Para ello se procede a realizar una exfoliación, tras lo cual se lleva a cabo un masaje que permite vaciar el contenido de las glándulas.

Otros tratamientos: existen otros tratamientos diferentes a los que el oftalmólogo puede recurrir si los anteriores no consiguen los resultados esperados. Entre ellos destacan la utilización de lágrimas de suero autólogo, corticoides, hialuronato sódico, ácido hialurónico y pilocarpina entre otros.

Consejos para protegerse del síndrome del ojo seco

Si padece sequedad ocular, es importante poner en práctica estos consejos para evitar su desarrollo:

Aplicar gotas oculares

Las gotas oftálmicas son un gran aliado para mejorar la lubricación de los ojos, ya que desempeñan algunas de las funciones de sus lágrimas. Es cada vez más frecuente el uso de gotas oculares sin conservantes, especialmente desarrolladas para las personas con ojos sensibles y en los usuarios que realizan un uso prolongado de gotas oftálmicas (ojo seco moderado a severo). Llamamos la atención, aun así, para el hecho de que deberá ser un oftalmólogo quien indique el tratamiento más adecuado.

Poner una compresa o toalla húmeda de agua tibia sobre el ojo cerrado

Una compresa o toalla húmeda de agua templada puede calmar el ojo seco y proporcionar un alivio temporal.

Dejar de fumar y evitar ambientes contaminados

Evitando la exposición directa e indirecta al humo y a ambientes contaminados está previniendo la sequedad ocular.

Realizar pausas regulares en tareas que exigen una alta concentración visual y una elevada exposición a pantallas digitales

Al cerrar los ojos durante algunos minutos o pestañear rápido los ojos de forma continua durante algunos segundos, los lípidos se distribuirán uniformemente por la superficie de los ojos, mejorando así la lubricación y la protección ocular. Además, también se recomienda que los ojos se encuentren al nivel de la parte superior de las pantallas digitales, ya que esto permite ver todo el contenido sin que sea necesario abrir excesivamente los ojos, retrasando el tiempo que tarda el ojo en secarse.

Estos consejos son muy importantes cuando se llevan a cabo actividades que exigen una elevada atención y concentración visual, como la lectura y las horas diarias frente a pantallas digitales.

Hidratar es fundamental

La exposición a ambientes secos potencia la deshidratación y, por consiguiente, puede provocar síntomas de sequedad ocular. Beber mucha agua permite restablecer el fluido de los ojos, previniendo la sequedad ocular. Para evitar la deshidratación ocular es, de esta forma, muy importante mantenerse hidratado.

Mantener la higiene

La higiene de las manos y la ocular son muy importantes para mantener la salud de los ojos. Debe lavar, enjuagar y secarse las manos antes de tocarse los ojos, ya sea cuando se maquille o cuando se ponga gotas o las lentes de contacto. Si usa lentes de contacto, manténgalas siempre limpias y úselas solo según lo prescrito. Además, también es importante que mantenga los párpados limpios utilizando toallitas de limpieza para los párpados.

Incluir en su alimentación nutrientes que potencien las defensas contra la sequedad ocular

Los ácidos grasos omega-3 (ej.: pescado y nueces) ayudan a mejorar la función de las glándulas meibomianas (segregar los lípidos necesarios para lubricar toda la superficie del ojo) y la Vitamina A (ej.: zanahorias y espinacas) ayuda a proteger toda la superficie del ojo. Estos nutrientes potencian la defensa contra los síntomas de ojos secos, aliviándolos.

Pestañear regularmente

Pestañeas es fundamental para mantener los ojos hidratados, pues cada vez que pestañeamos se liberan lágrimas que lubrican toda la superficie ocular. De esta manera, pestañear puede ayudar a prevenir la sequedad ocular, especialmente cuando se esté mirando hacia la pantalla del ordenador o de otro dispositivo digital.

Mantener la humedad del ambiente alrededor del 50%

Es también muy importante mantener la humedad del ambiente rondando el 50% para salvaguardar la correcta lubricación ocular, recomendándose, siempre que sea necesario, usar deshumidificadores o humidificadores.

Cambiar la dirección de los equipos de ventilación

El cambio de temperaturas y el aire interior pueden provocar síntomas de sequedad ocular. Así, los dispositivos que emiten calor o frío para mantener las temperaturas agradables (como calefactores, ventiladores o aires acondicionados), no deben nunca estar dirigidos hacia los ojos.

Usar gafas de protección

La exposición al sol y al viento pueden provocar una mayor evaporación de las lágrimas, por lo que el uso de gafas de protección es importante (ej.: óculos de sol).

Además de prevenir el ojo seco, tener en cuenta estas recomendaciones le ayudará a saber qué hacer para mejorar este síntoma, mejorándolo de forma sustancial en un corto periodo de tiempo.