Hiperemia: causas y tratamiento de la hiperemia conjuntival
La hiperemia conjuntival es el enrojecimiento de la conjuntiva. Si hablamos de conjuntiva, lo primero que se nos viene a la mente a muchos es la conjuntivitis, una inflamación de diferente etiología de esta parte del ojo.
En efecto, la causa más frecuente de la hiperemia conjuntival es una conjuntivitis, aunque puede haber otros motivos más serios. También existe una hiperemia ocular que afecta a otras estructuras del ojo. Quédate si te interesa saber más del tema y distinguir cuándo la hiperemia conjuntival puede ser un motivo de alarma.
¿Qué es la hiperemia y sus tipos?
El término hiperemia hace referencia a un aumento del flujo sanguíneo en determinados órganos. Puede deberse a una acumulación de sangre en las arterias o en las venas, y este dato es relevante para poder establecer un buen diagnóstico.
Los ojos son órganos que pueden sufrir hiperemia en la conjuntiva, pero también en la esclerótica, la córnea, el iris y cuerpo ciliar. El tipo más frecuente de hiperemia ocular es la hiperemia conjuntival.
Causas de la hiperemia conjuntival
Te explicábamos al comienzo del artículo que la conjuntivitis es la causa más común de la hiperemia conjuntival, pero hay que tener en cuenta que existen varios tipos de conjuntivitis y a cada uno de ellos le corresponde un tipo de hiperemia conjuntival y un tratamiento.
Existen conjuntivitis víricas, que suelen ser autoconclusivas y resolverse solas en pocos días, conjuntivitis bacterianas y conjuntivitis alérgicas. Cada una de ellas produce una hiperemia conjuntival similar, pues en todos los casos se incrementa el riego sanguíneo de la zona debido a un proceso inflamatorio, sea infeccioso o no.
Pero también puede aparecer la hiperemia conjuntival como resultado de un traumatismo externo o de un cuerpo extraño que se introduce en un ojo (arenilla, polen, polvo). Un ambiente con mucho humo o un tiempo ventoso pueden causar también hiperemias conjuntivales.
Síntomas comunes
El síntoma que se repite es el enrojecimiento de la conjuntiva de uno o ambos ojos. Puede ir desde los casos leves, en los que se ven unos pocos vasos capilares más marcados en una zona del ojo, hasta casos severos, en los que el enrojecimiento parece un derrame.
Siempre que la causa de la hiperemia conjuntival es una conjuntivitis se repiten los síntomas de picor, lagrimeo, sensación de cuerpo extraño y, a menudo, fotosensibilidad. Estos mismos síntomas acompañan a las hiperemias oculares causadas por la introducción de un cuerpo extraño o por haber permanecido un tiempo en un ambiente enrarecido con humo, gran cantidad de polen u otros agentes molestos.
En los casos en los que el viento o el sol irritan la conjuntiva y aparece la hiperemia, los síntomas adicionales pueden no acompañar. Y en los casos de infección, en especial con las conjuntivitis bacterianas o con llagas oculares que se infectan, es común que haya secreción purulenta.
Si el origen de la hiperemia es un traumatismo externo, no es necesario que el globo ocular haya recibido un impacto para que aparezca el enrojecimiento. A veces el golpe se produce cerca del ojo, por ejemplo en una ceja, pero se forma un hematoma, no drena correctamente y los vasos de la conjuntiva terminan viéndose afectados. Además, si hay un traumatismo de por medio, o la introducción de un cuerpo extraño, pueden aparecer derrames oculares que, por lo general, drenan solos.
Posibles tratamientos para la hiperemia conjuntival
El tratamiento de la hiperemia conjuntival se dirige a corregir la causa o a evitarla, aunque existen colirios que se han preparado para estos casos concretos de enrojecimiento de la conjuntiva sin causas importantes.
En caso de conjuntivitis bacteriana, es necesario realizar un tratamiento antibiótico. Las conjuntivitis víricas suelen resolverse solas, pero necesitas consultar a tu médico si pasan unos días y no mejoras, porque a veces tras una conjuntivitis vírica se produce otra de origen bacteriano.
Si tu hiperemia conjuntival es consecuencia de una alergia, además de usar colirios antiinflamatorios tendrás que evitar el alérgeno que ha producido esa situación. Y cuando hablamos de alérgeno nos referimos a polen, a contaminación o a productos químicos.
Si usas lentillas y, tras cambiar la marca del líquido para su higiene, empiezas a sufrir conjuntivitis o cualquier tipo de hiperemia conjuntival, prueba a usar tus productos de siempre porque es probable que algún componente o un excipiente te esté produciendo una reacción alérgica leve que se manifiesta con un ligero enrojecimiento. Por el propio mecanismo del sistema inmunológico, de no evitar esta sustancia, tus reacciones alérgicas irán a más. Y también debes tener mucho cuidado con la higiene de tus lentes de contacto durante su manipulación para evitar conjuntivitis.
En caso de que el origen del enrojecimiento de la conjuntiva sea un traumatismo o que se te ha introducido un cuerpo extraño, la primera estrategia de tratamiento suele ser esperar a ver si el problema remite por sí mismo, y en caso contrario se suelen poner tratamientos vasoconstrictores y humectantes para ayudar a que cicatrice antes alguna eventual lesión en la córnea.
En resumen, la hiperemia conjuntival no es más que el concepto médico para referirse a los ojos enrojecidos cuando el problema se localiza en la conjuntiva. Por tanto, existen muchas causas para estos casos de hiperemia en concreto.
La más frecuente es la conjuntivitis, que puede tener a su vez varios orígenes, pero si usas lentes de contacto, revisa bien la composición y fecha de caducidad de tus líquidos para lentillas. Si antes usabas gafas y al pasar al uso de lentillas empiezas con los problemas de hiperemia, consulta a tu oftalmólogo u optometrista porque no todo el mundo se acostumbra bien a todos los tipos de lentes de contacto, siendo las lentes blandas las mejor toleradas por personas con problemas relacionados con el síndrome del ojo seco. Si es tu caso y no deseas usar este tipo de lentes, también puedes probar a usar un tiempo lágrimas artificiales, para ver si bastan para resolver un problema que no suele ser grave, pero casi siempre se acompaña de sensaciones molestas.