Diferencia de lentes con y sin antirreflejante: ¿merecen la pena?
Los cristales antirreflejantes elevan el precio final de las gafas, por lo que mucha gente con un presupuesto ajustado prefiere renunciar a ellos para elegir una montura de diseño.
Párate y piensa para qué quieres tus gafas, si son un complemento de moda o si su función principal es proteger tus ojos, facilitando la visión en caso de necesitarlo. Seguro que tú mismo te has respondido a qué es más importante en unas lentes después de la correcta graduación y un buen filtro solar si lo necesitas.
Las gafas antirreflejantes no son una moda, sino un adelanto de la ciencia de materiales puesto al servicio de la salud ocular. Pero ¿cómo saber si esas lentes que te gustan son o no antirreflejantes?
¿Cuáles son las diferencias entre las lentes con y sin antirreflejante?
Comencemos por explicar qué es un antirreflejante en las lentes. Las lentes antirreflejantes son aquellas que han recibido un tratamiento específico para reducir la cantidad de luz que se ve reflejada al incidir sobre ellas. A la vez, este tratamiento del cristal lo vuelve hidrófobo, antielectrostático y más resistente a las rayaduras, cosas que siempre se agradecen.
Volviendo a lo que es el efecto antirreflejante, piensa en un rayo de luz que pueda incidir sobre las lentes de tus gafas sin este tratamiento. Dependiendo del ángulo de incidencia, se va a reflejar una porción mayor o menor de la luz que incide sobre la superficie externa, con lo que tú vas a ver las cosas como si estuvieran menos iluminadas, pues esa luz reflejada no te llega.
Por si fuera poco, pueden aparecer fogonazos o zonas con mayor intensidad luminosa que limiten tu campo visual cuando llevas puestas las lentes. El resultado es que, al terminar el día, notas tu vista cansada por tanto cambio involuntario de la intensidad lumínica, por no hablar del riesgo de accidentes al volante si un haz de luz te deslumbra.
A simple vista, unas lentes antirreflejantes no brillan. Si miras la televisión con ellas puestas, no se aprecia desde fuera un reflejo de la imagen. Incluso hay lentes antirreflejantes que presentan cierto matiz azulado o violeta cuando en determinadas circunstancias.
Lo curioso es que con las lentes antirreflejantes ves los colores tal y como son y no se reduce el contraste en las imágenes que recibes a través de los cristales. Tu vista trabaja menos que si llevas unas lentes que te obligan a estar en penumbra parcial y evitas molestias como cefaleas o fatiga ocular.
¿Merecen la pena los cristales antirreflejantes para las gafas?
En efecto, los cristales antirreflejantes son una buena inversión. Si dispones de varios pares de gafas, cada uno destinado a un uso particular, podrías no necesitar que todas tus gafas incluyeran este tratamiento en las lentes, pero te recomendamos que sí lo tengan las gafas que uses para conducir y las que emplees en el lugar de trabajo. Para exteriores, unas gafas de sol de calidad ya suelen llevar incluido el tratamiento antirreflejante, aunque si dudas lo mejor es preguntar a tu óptico de confianza.
No confundas el tratamiento antirreflejante con los filtros físicos para un tipo determinado de longitud de onda, porque son cosas muy distintas. Los filtros te protegen de ciertos tipos de radiación, mientras que el tratamiento antirreflejante asegura comodidad durante las horas que llevas puestas las gafas y disminuye el riesgo de sufrir deslumbramientos.
Cinco motivos por los que debes tener lentes antirreflejantes
Disminuyen la fatiga visual
Este debería ser suficiente motivo para hacer que te decidas a probar las lentes antirreflejantes. Mejoran tu calidad de vida al permitirte ver colores nítidos y un contraste completo, y dices adiós a los ojos llorosos e irritados al final del día.
Permiten un mayor campo visual
Con gafas, nuestro campo visual es menor que sin ellas o que cuando llevamos lentes de contacto. Pero una cosa es probar tus gafas en la óptica y elegir un modelo con el que te encuentres a gusto, y otra muy diferente es salir a la calle un día soleado y ver que tu campo visual se ha reducido, por ejemplo, en el lateral derecho, más tarde en la zona superior, etcétera.
Las gafas con tratamiento antirreflejante te evitan esos sustos tanto en invierno como en verano, reduciendo el riesgo de accidentes.
Son más fáciles de limpiar
El tratamiento antirreflejante confiere a las lentes propiedades hidrófugas, por lo que se empañan menos y también se ensucian menos. Cuando las limpias, el secado es mucho más rápido.
Más resistentes a arañazos
Un pequeño arañazo en una lente puede pasar desapercibido, pero va haciendo daño en tus ojos. Cuando tus gafas acumulan varios arañazos, te ves en la obligación de cambiarles los cristales porque te están restando mucha nitidez visual.
Imagina ahora que tus gafas resistieran pequeños golpes e impactos sin esos rayones. Es muy probable que su vida media aumente unos años, al menos si tus dioptrías permanecen estables. Y no digamos si usas gafas de sol o gafas con filtros para la luz azul: te podrían durar hasta que las pierdas.
Son más transparentes tanto para ti como para tus interlocutores
De igual manera que tú ves el mundo con más luz, quienes hablan contigo perciben tu mirada de una forma más transparente, nunca mejor dicho, sin reflejos. Eso ayuda a mejorar la comunicación con los demás.
¿Nunca has experimentado sensación de inquietud al hablar con alguien cuyas gafas de sol no te permiten adivinar sus ojos o, peor aún, parecen espejos? Esta incomodidad afecta más a unas personas que a otras, pero es bastante habitual. Por supuesto tus lentes no esconden tanto tu mirada, pero siempre se agradece que la comunicación no verbal no se vea entorpecida.
Los cristales antirreflejantes de las gafas mejoran la visibilidad y la calidad de vida. También hacen que tus gafas sean más resistentes y tengan menos tendencia tanto a ensuciarse como a empañarse. Pese a que incluir este tratamiento aumenta el precio de los cristales, se trata de una inversión que vas a amortizar en comodidad.