Retinoblastoma: qué es, síntomas y tratamiento
La palabra cáncer aterra, pero cuando se trata de un niño, es desgarradora. Nunca deseamos que esto le suceda a un hijo o a un familiar. Sin embargo, cuando ocurre toca informarse más para poder apoyarlos de la mejor manera. El retinoblastoma es uno de esos casos.
Se trata de un cáncer ocular que afecta muy pocas veces a adultos y en cantidades más considerables a niños, incluso desde su nacimiento. La enfermedad ataca, inicialmente, en la retina de un ojo o de los dos al mismo tiempo.
Durante el embarazo se puede proceder a su diagnóstico. Pero, sucede con mayor frecuencia que si se presenta en ambos ojos se detecte al año de edad y si, por el contrario, afecta solo a uno, suceda a los 2 o 3 años de edad.
Existen dos tipos: el hereditario y el no hereditario. En ambos, es posible que el tumor se disemine a muchas zonas del cuerpo, como el hígado, la columna vertebral o el cerebro.
Herencia genética
La retina se ubica en la parte posterior del ojo, al fondo del órgano. Es un revestimiento que se caracteriza por percibir la luz del exterior y transformarla en imágenes, a través de un impulso nervioso que envía al cerebro. Precisamente, esta zona se ve afectada por el retinoblastoma.
Se desarrolla en las primeras etapas de crecimiento del bebé, cuando las células oculares de la retina comienzan a crecer hasta que, por su naturaleza, deben detenerse. Pero, en esta situación ellas continúan su progreso, y terminan de formar el tumor.
Lo causa un gen defectuoso. El niño lo puede heredar de uno de los padres y en este caso suelen verse afectados ambos ojos. También existe la posibilidad de que haya sido producto de una mutación genética desde que el bebé estaba en el útero de su madre, este es más común que el anterior.
Síntomas del retinoblastoma
Son diversos y aparecen de forma independiente. Destacan los siguientes:
- Se produce estrabismo. Es decir que los ojos no se mueven como un par sino en direcciones diferentes.
- Dolor agudo alrededor de uno o ambos ojos. También, hay presencia de inflamación e irritación.
- Uno o ambos globos oculares se notan más grandes.
- Aparece una especie de reflejo blanco en la pupila, haciendo que tome un color blanquecino. Si te dejas guiar por una foto, verás que solo en el ojo sano aparecerá el singular punto rojo por el flash. También, es posible que lo notes usando luz artificial.
- Se produce cambio en el color del iris.
- Problemas de visión. Como dificultad para enfocar objetos, inconvenientes para controlar los movimientos y visión borrosa.
Los síntomas anteriores también son propios de otras condiciones oculares. Precisamente, por esto urge que lleven al niño a un chequeo médico. El especialista determinará la causa y definirá la situación y el tratamiento que le corresponde.
Diagnóstico del retinoblastoma
En cualquier situación, los controles de salud deben ser constantes en los infantes. Haya o no sospechas de enfermedad, se recomienda que los niños se sometan periódicamente a evaluaciones con su médico tratante.
En caso de retinoblastoma se hace aún más imperante esta etapa de diagnóstico, porque permitirá actuar a tiempo y evitar que el cáncer se disemine por todo el ojo u otras partes de su cuerpo, complicando el tratamiento.
La cita para descartar o confirmar comprende pruebas de imagen, exámenes físicos, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y pruebas de la vista.
Paso a paso
Primero, el médico realizará una prueba de reflejo rojo con un oftalmoscopio, instrumento de aumento que utiliza en uno de sus extremos una luz fuerte. Esto se lleva a cabo en una habitación oscura. Si nota un punto rojo, la retina se encuentra normal. Si el punto es blanco hay problemas.
Si los resultados son negativos, se necesitará la revisión de un oftalmólogo para indagar más en los órganos. También, procederá con una prueba de reflejo rojo pero, esta vez, se aplicarán gotas para dilatar las pupilas. Esto facilitará una visión más amplia de la zona.
Es posible que se necesite una ecografía, un proceso que no duele y donde se le colocará una sonda pequeña de ultrasonido para luego frotar el párpado y escanear la parte interna del ojo.
Si los resultados siguen siendo negativos, se requerirá que lo vea un equipo más especializado en la materia. El niño deberá someterse a una cirugía con anestesia general, en donde se examinarán los ojos de una manera más minuciosa para confirmar o descartar, definitivamente, el retinoblastoma.
Tratamiento del retinoblastoma
La forma de proceder ante este tipo de cáncer dependerá del grado de desarrollo que presente en el niño afectado. También, si está ubicado en uno o en los dos ojos. Además, el médico deberá considerar qué tan altas son las posibilidades de que produzca una diseminación.
Para enfocar correctamente el tratamiento se requiere investigar el estadio del tumor. Este puede ser:
- Intraocular: tumor ubicado totalmente dentro del ojo
- Extraocular: cáncer propagado en los tejidos que circundan el ojo o hacia otros órganos.
Tratamiento de tumores pequeños
Existen dos opciones para atacar los tumores que solo afectan la parte interna de los globos oculares. Primero, la terapia con láser, en la cual se procede a destruir la masa cancerosa. Si se dificulta se procederá a realizar quimioterapia.
La segunda alternativa consiste en ejecutar de inmediato la congelación del tumor para matar las células. Al niño se le aplicará anestesia general, y en estado de inconsciencia total se destruirá la carnosidad. También es posible que se necesite quimioterapia.
Tratamiento de tumores más grandes
Por la dificultad que representa un tumor más grande, es probable que se deban efectuar varios procedimientos al mismo tiempo y que se necesite de un equipo de oncólogos infantiles.
- Braquiterapia: se procede en caso de que el tumor no sea demasiado grande. El especialista suturará algunas placas pequeñas radiactivas sobre la masa y después de algunos días se prevé que se destruya para extraerla.
- Quimioterapia: se usa para reducir el tamaño del ojo cuando comienza el tratamiento o para evitar que se inicie la propagación del cáncer. El tratamiento se puede administrar vía intravenosa o directamente en el ojo.
- Cirugía para extirpar el ojo: se emplea en caso de que un solo ojo sea el afectado y cuando ya no hay visión. Para remediar el efecto, es factible colocar un ojo artificial en su lugar.
Debes tomar en cuenta que, si se ha propagado el cáncer, es muy común que el paciente necesite dosis altas de quimioterapia combinada con un trasplante de médula ósea. Puedes considerar tratamientos alternativos como ensayos clínicos o terapias dirigidas.
Prevención
No existen procedimientos para evitar el retinoblastoma. Es decir que no hay medidas que debas tomar, en cuanto a la alimentación o estilo de vida que ayude a disminuir las posibilidades de que tu hijo lo adquiera.
Sin embargo, es prudente que tomes en cuenta que si algún familiar lo ha padecido, debes vigilar desde el embarazo si aparece algún síntoma, para proceder a realizar los exámenes de detección. Esto permitirá descartar o comenzar tratamientos con tiempo.
Efectos secundarios del tratamiento
Es usual que se desarrollen efectos secundarios a partir del tratamiento para cualquier tipo de cáncer. Con el retinoblastoma no hay excepción. La desventaja radica en que al tratarse de un niño, las consecuencias se evidenciarán en la etapa de desarrollo.
Por esto, los oncólogos determinan con mucha precaución las medidas para disminuir los riesgos. En este sentido, todas las decisiones se tomarán en conjunto. Es importante que siempre sean de tu conocimiento los pasos que se ejecutarán.
El objetivo se concentra en evitar la pérdida de la visión. En todo caso, si un ojo se ve afectado por este panorama es probable que el otro se pueda salvar, considerando que no haya tumores en esa área. De esta forma, el niño podrá adaptarse sin mayores complicaciones en su vida.
Pero, si ambos ojos se ven afectados por el cáncer, su hijo sí tendrá dificultades para ver en el futuro, siendo necesario el uso de implementos que apoyen su desarrollo cotidiano. Una buena opción consiste en llevarlo a una escuela especializada.
Alerta en caso de sospechas
Actuar a tiempo es crucial. Por eso, debes tomar en cuenta, desde la etapa de gestación, si en tu familia existen antecedentes de retinoblastoma. Si es afirmativo, debes informar al médico de cabecera o a la partera. Al tratarse de una patología hereditaria, el bebé corre riesgo.
En ese momento se procederá a realizar exámenes de diagnósticos en centros especializados que tengan los mecanismos para actuar sobre el feto. Si no es viable esta opción, las muestras se realizarán apenas se produzca el nacimiento.
Los resultados permitirán identificar de qué tipo es el tumor para comenzar a planificar el tratamiento del cáncer. Si en ese periodo no se hicieron estas pruebas, al niño deberán someterlo a evaluaciones constantes, en algunos casos bajo anestesia general.
De este modo, se evidencia que ante un posible desarrollo de retinoblastoma, la clave es la precaución. Ciertamente, no se puede evitar, pero sí es posible actuar rápidamente, para evitar que el tumor se desarrolle. En caso de sospechas, la salud visual del pequeño debe ser el centro de atención.