4 enfermedades principales de la córnea
La córnea es una capa transparente, delgada y flexible ubicada al frente del globo ocular, antes de la pupila y el iris. Sirve como lente, a través del cual ingresa la luz al ojo. Es flexible, pero al mismo tiempo un tejido delicado.
Existen infinidad de patologías que comprometen la salud visual. Sin embargo, nos concentraremos en las que con mayor frecuencia afectan el funcionamiento de la córnea y, por ende, las que obligan a la consulta urgente con el especialista para obtener mejoría.
Opacidad corneal, blefaritis, conjuntivitis y queratocono son las cuatro enfermedades de la córnea a las que nos referiremos en este artículo.
1. Opacidades corneales: cuando la córnea pierde transparencia
Las opacidades corneales tienen origen genético o se generan debido a otras enfermedades. Así, por ejemplo, existen infecciones corneales o queratitis, provocadas por el herpes simple o por el uso inadecuado de lentes de contacto que termina afectando a la córnea.
Se conoce como leucoma a la afección que provoca opacidad en el área central de la córnea. Se le vincula con la anomalía de Peters, la cual afecta en profundidad el tejido corneal. Una complicación ocurre cuando el cristalino se adhiere a la opacidad y toma apariencia de catarata.
Qué ocurre cuando se padece de opacidad corneal
La opacidad corneal afecta a uno o ambos ojos. Quien la padece pierde agudeza visual, ambliopía o ceguera, sobre todo cuando la afección se ubica en el centro de la córnea.
A simple vista se aprecia una córnea de aspecto turbio o blanquecino. Además de la disminución visual, se experimenta un aumento de la presión intraocular.
Una consulta temprana al oftalmólogo disminuye los riesgos de perder la visión por esta causa. Si la opacidad está vinculada al glaucoma y cataratas, la opción quirúrgica estará entre las consideraciones del especialista.
Una solución a esta patología fue, por mucho tiempo, el trasplante de córnea, también llamado queratoplastia penetrante. Ahora, la ciencia coloca en primera línea a la queratoprótesis como un tratamiento más eficaz frente a las opacidades de la córnea, sobre todo en niños.
Opacidades corneales congénitas y adquiridas
Cuando la opacidad corneal es de naturaleza congénita suele provenir de una malformación del segmento anterior del ojo. En este rango se mencionan el glaucoma congénito, dermoide, distrofias corneales, la anomalía de Peter y la esclerocórnea, entre otras afecciones.
En lo que respecta a las opacidades corneales adquiridas, estas se originan de una infección o traumatismo, que genera lesiones y turbidez en la membrana.
2. La Blefaritis: una inflamación de los párpados que puede llegar a la córnea
Cuando las glándulas sebáceas de los folículos pilosos de los párpados se obstruyen, se produce una inflamación en el área que, de generar infección y llegar al tejido ocular, se convierte en un serio problema. A este cuadro se le conoce con el nombre de blefaritis.
El origen de la blefaritis es diverso: ácaros de las pestañas, infección bacteriana, reacción a medicamentos o mal funcionamiento de las glándulas sebáceas. Los síntomas incluyen comezón y la aparición de costras o escamas en el área de los párpados.
Se distinguen dos tipos de blefaritis: la anterior, que tiene lugar en el borde frontal exterior del párpado, y la posterior, la cual afecta el borde interno, adyacente al globo ocular.
El primer tipo de blefaritis suele tener origen bacteriano, por alergias, caspa o ante la presencia de ácaros en las pestañas.
Entre tanto, la blefaritis posterior ocurre cuando las glándulas de Meibomio tienen un funcionamiento anormal. Algunas afecciones cutáneas, como la rosácea, inciden en la aparición de la blefaritis.
Cuáles son los síntomas de la blefaritis
Cuando sufres de blefaritis sueles experimentar ardor en los ojos, lagrimeo, sensación arenosa, escozor, párpados inflamados e irritados, sequedad ocular, así como la formación de costras, escamas o úlceras en toda la zona que rodea al ojo.
Más allá de estos síntomas, la afectación pudiera llegar a ser mayor y provocar visión borrosa, así como inflamación de tejidos internos, como la córnea. Esto obliga a procurar atención médica de inmediato, a fin de evitar consecuencias que lamentar.
El médico determinará, una vez realizada la evaluación, si se trata de blefaritis, a qué tipo pertenece según lo que observe y cuál es el tratamiento que debe seguirse.
Cómo curar la blefaritis
Existen algunas medidas comunes que suelen implementarse cuando se enfrenta un cuadro de blefaritis, entre ellas la aplicación de compresas tibias para que las costras se aflojen y se logre retirarlas. También es muy común asear la zona con una mezcla de agua y champú para bebés.
El uso de antibióticos, ungüentos y lágrimas artificiales queda sujeto a la prescripción del médico tratante. Mientras se tenga este padecimiento debe evitarse el uso de maquillaje en los ojos, lentes de contacto y preservar la higiene de toda el área ocular.
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3. La conjuntivitis, una enfermedad ocular muy molesta
Casi todos en algún momento hemos padecido una conjuntivitis, esa infección o hinchazón de la membrana externa del globo ocular, causando enrojecimiento, lagrimeo, ardor y secreciones que se adhieren a los párpados.
Esta afección se origina cuando se inflaman los vasos sanguíneos de la conjuntiva, que es la membrana que recubre parte del ojo. Es de origen viral o bacteriano y altamente contagiosa. Una persona infecta a otra a través del tacto, luego de que los dedos toquen los ojos.
Entre sus síntomas más frecuentes está la irritación ocular, sensación arenosa, secreciones, escozor, ardor y lagrimeo.
Virus y bacterias, los responsables de la conjuntivitis
Cuando es de naturaleza bacteriana, la conjuntivitis es provocada por los agentes responsables de la faringitis estreptocócica e infecciones por estafilococos. En lo que respecta a la que surge por algún virus, se trata de los mismos que transmiten el resfriado común y el herpes simple.
Asimismo, algunos alérgenos causan conjuntivitis, como respuesta a lo que el organismo considera un proceso infeccioso, cuando está en presencia de un proceso inflamatorio. Tal es el caso del polen.
Tratamiento y prevención de la conjuntivitis
Según el tipo de conjuntivitis, el médico indicará el tratamiento apropiado. De tratarse de una afección bacteriana, seguramente prescribirá antibióticos, bien sea en forma de gotas, ungüentos o por vía oral. En pocos días la inflamación e irritación desaparecerán.
En el caso de la conjuntivitis viral, no hay tratamientos específicos. Se deben atender los síntomas mediante compresas frescas y otros paliativos. Los síntomas desaparecerán al cabo de una semana, aproximadamente.
Cuando es de origen alérgico, el médico recetará algún antihistamínico que contrarreste la inflamación, los cuales están disponibles en diferentes presentaciones.
Al hablar de prevención, lo más recomendable es tener medidas de higiene, evitar tocarse los ojos, el lavado frecuente de manos, así como el empleo de toallas limpias para secar el rostro. Se sugiere no compartir cosméticos y la revisión periódica de los lentes de contacto, si eres usuario.
4. El queratocono: una deformación de la córnea
Ocurre cuando la córnea se deforma progresivamente, perdiendo su forma de cúpula, para alargarse y asemejar a un cono. Entre sus causas están otras enfermedades, factores hereditarios y algunos hábitos.
Si las microscópicas fibras de proteína (colágeno), que ayudan a mantener la salud de la córnea, se debilitan, esta membrana no logra mantener su forma natural y se vuelve cónica. Esto se desencadena cuando los antioxidantes que protegen al ojo no son suficientes.
Un paciente con queratocono sufre de limitaciones visuales que se subsanan mediante tratamiento, con la adaptación de lentes, entre otros procedimientos que ayudan a superarlo.
Causas frecuentes del queratocono
Los factores genéticos o hereditarios predisponen la aparición de esta patología. Si algún familiar la tiene, es probable que usted o sus hijos lleguen a padecerla. De allí la importancia del diagnóstico temprano, lo cual permite adelantarse a los primeros síntomas.
El queratocono, por lo general, comienza a manifestarse en la adolescencia. Sin embargo, no se descarta su aparición en la infancia o la adultez.
Por otra parte, se ha determinado que existe una relación entre algunas afecciones sistémicas como el síndrome de Ehlers-Danlos, el síndrome de Down, la retinosis pigmentaria y la osteogénesis imperfecta con el queratocono.
Se ha podido conocer que una inflamación alérgica también puede dañar la córnea y propiciar el queratocono, así como algunos hábitos tan comunes como frotarse los ojos. De igual manera, las personas afrodescendientes y latinos tienen más probabilidades de padecerlo.
Estos son los síntomas del queratocono
Cuando la córnea cambia la forma de su superficie, anteriormente lisa, se vuelve irregular, provocando astigmatismo, un defecto visual que impide ver los contornos de manera definida. La expansión corneal provoca miopía, por lo que solo se verán con claridad los objetos que se encuentran cercanos.
De igual manera, se percibe una doble visión al mirar con un ojo; figuras difusas, rayas, objetos que parecen flotar, halos y luces, así como imágenes borrosas, en general.
¿Cuál es el tratamiento para el queratocono?
Luego de la evaluación con el médico oftalmólogo, es probable que prescriba anteojos o lentes de contacto rígidos permeables al gas. También destaca el tratamiento de reticulación del colágeno, o la colocación de pequeños anillos que moldean la córnea a su forma original y mejoran la visión.
El último recurso y en casos muy avanzados, se considera el trasplante de córnea como una solución. Es una operación segura con altas probabilidades de éxito.
Las enfermedades que afectan la córnea ponen en riesgo la calidad de vida de los pacientes, ya que disminuyen su capacidad visual. La prevención y tratamiento a tiempo son las mejores estrategias para resguardar la salud de los ojos.