Importancia del examen de la vista: ¿Es realmente importante hacerme un examen de la vista, si ya puedo ver bien?

¿Deseas tener una salud visual óptima? La mejor forma de lograrlo es realizándote un chequeo preventivo regularmente. Es decir, no acudir al oftalmólogo únicamente cuando sientes una molestia intensa en los ojos o empiezas a ver de forma borrosa o distorsionada.

La importancia de un examen a tiempo consite en prevenir enfermedades. Hay muchas patologías que no generan síntomas, pero cuando se agravan son irreversibles. La prueba oftalmológica permite diagnosticar distintos problemas como, por ejemplo, si tienes la presión ocular alta.

Cuando esa condición no se trata oportunamente se corre el riesgo de que se convierta en un glaucoma. Con el examen rutinario se detecta cualquier signo perjudicial. Eso posibilita la prescripción de un tratamiento adecuado antes de que genere consecuencias graves.

Muchas veces, las personas se descuidan y no creen necesario ir al especialista. Sin embargo, los dolores de cabeza recurrentes, la fatiga y mareos, entre otras cosas, pueden ser un indicio de que algo en tu vista no está bien. Acudiendo al médico te aseguras de permanecer saludable.

¿Quiénes deben hacerse una revisión de la vista?

Todas las personas necesitan una evaluación periódica, aunque no tengan ninguna afección o problema refractivo. Especialmente, las de avanzada edad. Incluso los niños requieren ser vistos antes de los cinco años, para garantizar el desarrollo normal de su estructura ocular.

El oftalmólogo es capaz de percibir cosas que otros no ven. Por ejemplo, la razón por la cual tu hijo no lee rápido o se distrae fácilmente en las clases. Con frecuencia, esos problemas se asocian con el déficit de atención, pero en muchos casos obedece a una mala visión y falta de anteojos.

Los adultos sin síntomas o factores de riesgo también precisan visitar al oculista. A partir de los 40 años empieza a aparecer la presbicia, las cataratas, la degeneración macular y otras enfermedades que pasan muchas veces desapercibidas, dado que progresan lentamente.

Las personas con hipertensión arterial, diabetes y las que usan medicamentos sistémicos, deben llevar igualmente un control. Tanto esas patologías como algunos fármacos, afectan los ojos ocasionando, en el largo plazo, pérdida visual parcial o total. Por eso es importante cuidarlos.

¿Con qué frecuencia hay que hacerse un examen de la vista en el oftalmólogo?

La frecuencia del chequeo oftalmológico depende de la edad y el estado de salud. El primer examen se hace a los 6 meses de nacido. Y se repite al cumplir el tercer aniversario de vida. De ahí en adelante, cada dos años porque con el crecimiento el globo ocular va cambiando.

Del mismo modo, así estén sanos, los adolescentes y adultos necesitan un seguimiento anual. Sobre todo, teniendo en cuenta que hoy en día los hábitos han variado. Ahora, la gente pasa más tiempo conectada a la computadora, el teléfono móvil, la tableta o el televisor.

La exposición continua a la luz azul y los reflejos que emiten los dispositivos electrónicos es peligrosa. Aumenta el riesgo de aparición de enfermedades que no reflejan síntomas, acelera el deterioro de la mácula y causa otros trastornos como ojo seco e inflamación de párpados.

Si tienes antecedentes familiares de afecciones oculares, te conviene cuidarte más. Lo mejor es solicitar una cita médica cada año para detectar precozmente esa posible herencia. Por supuesto, si presentas molestias necesitas ir al médico lo más pronto posible.

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¿En qué consiste el examen de la vista?

El examen completo incluye una serie de pruebas. Entre ellas, la de refracción, color, visión binocular, dilatación de pupila, evaluación de la retina y campos visuales. No es doloroso y dura aproximadamente hora y media, dependiendo de la condición del paciente.

Durante la consulta, lo primero que hace el especialista consiste en un interrogatorio clínico. Esto, con el fin de conocer cuáles son tus antecedentes. Y si presentas síntomas o molestias oculares que indiquen una posible afección. Luego, evalúa la visión de forma individual.

Es decir, primero un ojo y seguidamente el otro. Comienza tapando el izquierdo o el derecho con una paleta. Te pide que veas unos símbolos, conocidos como optotipos, proyectados a través de una pantalla. Luego cambia para verificar cuánto miras por cada uno o en conjunto.

Asimismo, te hace una prueba llamada retinopatía para saber si tienes miopía, astigmatismo o hipermetropía. En caso de necesitarlo, calcula cuál es tu graduación para prescribir gafas por primera vez, o realizar algún ajuste si es que ya utilizas anteojos o lentes de contacto.

Examen con lámpara de hendidura

La exploración con la lámpara de hendidura representa una parte importante de la evaluación clínica. Este aparato funciona como un microscopio con una fuente de luz potente, el cual permite ver con mayor detalle las estructuras del ojo. Y de esa forma, diagnosticar si es sano o tiene alguna patología.

Por ejemplo, la esclerótica, la conjuntiva y la córnea, así como la parte central del cristalino, las cuales están situadas en el lado anterior. También el segmento posterior compuesto por los párpados y pestañas. Eso ayuda a detectar problemas como cataratas y glaucoma, entre otros.

La exploración se hace generalmente con luz blanca y se usa un filtro verde para valorar mejor los vasos y eventuales hemorragias, o de color azul para ver lesiones. El fondo de ojo se evalúa empleando un lente especial a través del cual se ve claramente la retina y el nervio óptico.

Asimismo, con un tonómetro de precisión acoplado a la lámpara de hendidura, se realizan mediciones muy precisas de la presión intraocular. Previamente, se aplica anestesia en gotas y un colorante llamado fluoresceína, para facilitar la realización de la técnica y no incomodarte.

Dilatación de las pupilas: ¿Para qué sirve?

Antes de realizar el examen ocular completo es necesario ensanchar las pupilas para tener una mejor visión de la membrana interior y del nervio óptico. Cuando es pequeña, no se observan bien los detalles. Por eso, se dilatan mediante el uso de gotas oftálmicas especiales.

Generalmente, tardan entre 15 y 30 minutos en dilatarse totalmente. Y el efecto dura de 4 a 6 horas dependiendo del tipo de colirio y lo susceptible que seas. Una vez dilatadas, el oculista busca señales de enfermedades comunes de los ojos capaces de causar ceguera.

De esa forma, ve la retina periférica, los vasos, las arterias y las venas, así como la mácula, que es la zona central donde se procesa la imagen. Incluso, es capaz de encontrar afecciones ajenas a la vista. Por ejemplo, hipertensión arterial o diabetes que quizás ni sospeches tener.

Si es la primera vez que te realizas este procedimiento, lleva un acompañante ya que se suele experimentar visión borrosa posterior al examen. De igual forma es aconsejable el uso de lentes oscuros al salir, para evitar que la luz del sol te moleste. Un detalle más: y no conducir hasta que haya pasado el efecto.

Detección de enfermedades habituales por medio de las pupilas

Hay muchas patologías comunes de la vista que no producen ninguna manifestación en sus fases iniciales. Al ensanchar el círculo negro que se encuentra en el medio del iris, es posible detectarlas con facilidad. Estas son las más frecuentes que causan pérdida de la visión:

Degeneración macular

Es una enfermedad generalmente asociada con la edad que afecta la mácula y parte central de la retina. Cuando la padeces, la dilatación de la pupila muestra masas de pigmentos o depósitos amarillos conocidos como “drusas”, debajo de esa membrana. Si es seca, un aspecto moteado.

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Glaucoma

Este trastorno aumenta la presión del globo ocular, lo cual ocasiona daños en el nervio óptico y pérdida visual. Si presentas indicios, el oftalmólogo verá cambios en la forma o color de las fibras nerviosas. En este caso, el disco se ve como un círculo irregular y se vuelve más amarillo.

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Retinopatía diabética

Esta es una de las principales causas de ceguera en USA causada por la diabetes. La temprana, comienza con pequeños puntos rojos alrededor del exterior de la mácula, los cuales se convierten en vasos sanguíneos que gotean y engrosan la retina. El examen muestra un crecimiento anormal.

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Del examen al diagnóstico y tratamiento

Con toda la información recabada mediante estos exámenes, se obtiene el diagnóstico clínico. Si el resultado es favorable, el médico te citará para dentro de un año. Además, te dará algunas recomendaciones para que sigas cuidando tus ojos de manera correcta.

En caso de encontrar algún problema, prescribirá el tratamiento adecuado para que no siga progresando. Ya sea medicación, gafas correctivas o cirugía con o sin láser, de ser necesario. Los medicamentos que se utilizan con mayor frecuencia son gotas y ungüentos o cremas.

Dependiendo de la patología, es posible que tengas que verlo nuevamente en un período de tiempo más corto, para hacer el control y seguimiento. Si se localiza tempranamente, es más fácil de tratar y evitar complicaciones indeseables que pongan en peligro el sentido de la vista.

Como ves, son muchas las razones por las cuales ir al oftalmólogo es importante. Incluso, si tienes buena visión y no usas gafas podrías tener una enfermedad silenciosa. Es vital mantener una revisión constante para cuidar tu salud ocular, independientemente del género y la edad.